Los sueños como símbolos
- Juan Hakspiel
- 12 ene 2022
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Actualizado: 18 feb

Es bien sabido que ambas palabras, tanto "sueño" como "símbolo" carecen de todo significado y se suele confundir con "dormir" y "signo". Por eso, encontramos que la palabra sueño proviene del griego:Ὕπνος" (Hýpnos) que se refiere al acto de dormir y desear tener sueño y en la mitología la personificación sueño.
La palabra símbolo, proviene del griego "σύμβoλoν" (symbolon) deriva de una práctica concreta de la antigüedad de romper una moneda en dos partes y distribuir dichas partes entre dos partidos contrayentes. Cuando luego estos dos partidos se unen y presentan sus partes, vinculando lo que previamente se había roto en mitades, su contrato cobra validez. El symbolon es el objeto que, cuando se hace total, vincula las partes y valida el acuerdo o entendimiento. Un símbolo, entonces, tiene un pie en dos (o más) áreas y las vincula. Sin el símbolo se mantienen divididas y separadas, incapaces de relacionarse entre sí.
Ante esto, es pertinente aclarar que más allá de hacer un recetario o sacar conclusiones, es poder hacer un análisis reflexivo que permita la integración de varias consideraciones de los sueños y así, poder generar una contribución más comprensiva de tan amplia y compleja temática.
Historia del estudio de los sueños
El misterio que encierran los procesos oníricos y el desafío que imponen para la comprensión de ese lenguaje simbólico hacen que ejerzan una atracción imposible de obviar, al contrario crea una necesidad de ir hacia su comprensión. Entonces, sabemos que una de las fuentes más antiguas en sus diversas versiones que trata el tema de los sueños es la Biblia, en donde, existen aproximadamente 1800 referencias a sueños y visiones. Muchos de estos hechos fueron resueltos a través de la sabiduría transcendental de la época, donde por medio de pasajes, Dios habla a través de sueños y visiones transmitiendo mensajes proféticos o de motivación.
En Génesis 15;2 se reporta como el hebreo Jose interpretaba sus propios sueños y de los demás a través de su intuición. En un sueño, él pudo prever que sus hermanos lo venderían como esclavo al Egipto, más tarde, el Faraón le consulto para que le interpretara un sueño que lo desconcertaba mucho, en el que José previa siete años de prosperidad seguidos de siete años de hambruna en Egipto. Como el sueño fue bien interpretado, el Faraón quedo muy agradecido, dándole libertad y nombrado a el como gobernador de Egipto bajo las órdenes directos solamente del Faraón.
Los antiguos egipcios usaban sueños premonitorios. En la elaboración de los sueños, ellos eran clasificados en tres categorías:
"Los sueños históricos, los sueños de guerra, donde una deidad traía un mensaje de fuerza y aliento a los sueños del Faraón y los sueños de oráculos, que traían la solución a graves problemas". (Anwandter, 1998).
Asimismo, los griegos tuvieron en cuenta la importancia de los sueños, aunque de una manera un poco más primitiva. Sin embargo, tuvieron un gran avance cuando empezaron a tener una idea más concreta del mundo interno y externo que cada ser humano posee, acercándose al pensamiento contemporáneo.
El libro más antiguo de los sueños que se conserva es el Oneirokritiká (Ὀνειροκριτικὰ) o la Interpretación de los sueños de Artemidoro de Daldis. Que reúne además del contenido onírico un estudio de la psicología humana. Porque según Artemidoro:
"La clave para entender el funcionamiento y significado de los sueños es el simbolismo". (Ruiz, 1989).
Artemiodoro, establece una división de los sueños en términos muy generales y dice que pueden ser “directos” o “simbólicos”. Los primeros, como su propio calificativo indica, son aquellos en que lo que se sueña no precisa de interpretación alguna, mientras que los que llama “simbólicos” dice que son aquellos donde lo que se nos aparece mentalmente en tanto dormimos es algo que se nos presenta como un enigma.
Así el elabora su tratado en diversas clasificaciones, distinguiendo entre sueños verdaderos, oráculos, visiones, fantasías y apariciones. Del mismo modo también diferenciará entre sueños que predicen hechos futuros y aquellos que tienen que ver con el presente, por eso Artemidoro hace hincapié en que los sueños son exclusivos del soñador, afirmando que aspectos personales y sociales afectarían los símbolos en un sueño.
Teniendo en cuenta que los sueños podrían no tener influencias externas, algunos filósofos griegos empezaron a cuestionar el origen de estos fenómenos, porque la mayoría de ellos estaban interesados los sueños y sus significados. Sostienen además que Platón (428-348 aC) se dio cuenta de que los sueños podrían afectar la vida de una persona de una manera muy significativa. De acuerdo con Julia y Derek Parker:
“El primer paso en la moderna interpretación de los sueños fue tomada en el siglo 5 AC: el filósofo griego Heráclito (544 – 483 AC) sugirió que el mundo del sueño de una persona era peculiar a ellos, y no era necesariamente debido a influencias externas - incluso la intervención de los dioses”. (Julia e Derek Parker, 1995).
Aristóteles, abordó en su obra Parva Naturalis, en la sección De Divinatione per Somnum, que los sueños están constituidos por la influencia de las emociones y los efectos sensoriales que ocurren durante los eventos del día. Incluso, abordó los sueños adivinatorios de una manera casi materialista y negó toda intervención sobrenatural en el proceso onírico vinculando los sueños a la naturaleza. Ante esto Julia y Derek Parker, sostienen:
“Él también adelantó la teoría de que los sueños eran un reflejo del estado corporal, y por lo tanto, un médico podría usar el sueño de un paciente como medio de diagnóstico de una enfermedad. Esta idea fue apoyada por Hipócrates (460 – 357 AC), el fundador de la medicina moderna, y es prevalente hasta hoy”.
Sin embargo, ya adentrándonos en tiempos más cercanos el que realmente le dió un matiz netamente psicológico fue Carl Gustav Carus es uno de los pioneros en darle a los sueños desde una perspectiva de influencias del inconsciente y resulta interesante desde la perspectiva actual por cuanto no es solamente apsicológica, sino que se fundamenta en los conocimientos biológicos de su tiempo. El "inconsciente" postulado por Carus posee una condición biológica, material, a la vez que psicológica.
En esta perspectiva el inconsciente se reconoce como fundamento indispensable del pensamiento racional. Lo cual termino por influenciar más adelante a Sigmund Freud por la elaboración de una teoría de los sueños y por otro lado a Carl Gustav Jung por la continuación de la interpretación y comprensión de los sueños en modo de valiosos aportes de la vida psíquica tanto como una re-valorización de los factores inconscientes del psiquismo, habitualmente denostados por los antropólogos y moralistas de la modernidad.
El valor de los símbolos en la interpretación y comprensión de los sueños
Sigmund Freud, fue el pionero en la elaboración de una teoría de los sueños bajo el esquema que el sueño tiene dos premisas: la primera es que el sueño es un jeroglífico el cual siempre se halla bajo un sentido oculto que hay que descifrar; la segunda es que el sueño es un cumplimiento de deseos.
Entonces, en primer lugar el hecho de que se interpretara un sueño significaba hallarle su sentido oculto o investido, adoptando así una operación onírica, que no es más que la capacidad del soñante para expresar en imágenes, estímulos, vivencias o restos diurnos en términos de su necesidad de traducir estas imágenes en palabras. Dándole a su tesis una categoría netamente mnémica (memoria) a condición de que existe una infidelidad por parte de la memoria, en términos de hacer reminiscencias de acontecimientos o vivencias psíquicas anteriores.
De ahí que dicha condición perjudique la interpretación del sueño, por ser producto de las resistencias. Además de estar sometida y al servicio de la censura en el momento de relatar el sueño. Así Freud lo especifica:
“Lo que recordamos del sueño y sobre lo cual ejercemos nuestras artes interpretativas esta en primer lugar mutilado por la infidelidad de nuestra memoria, que parece sumamente incapaz de conservar al sueño y quizás ha perdido justamente el fragmento más significativo de su contenido”. (Freud 1900, Pág 546).
Entonces, en primer lugar el hecho de que se interpretara un sueño significaba hallarle su sentido oculto o investido. Pero Jung, que para ese momento era discípulo de Freud, no estuvo de acuerdo con la gran importancia que su mentor había dado a la sexualidad. Incluso con respecto al origen de los sueños, porque no creía que la mayoría de ellos fueran de trastornos sexuales. De manera, que estas divergencias dieron nuevos frutos a nuevas propuestas en las ideas de Jung con respecto a los sueños:
“El sueño no es un disfraz, sino que realmente significa lo que esta diciendo. De ahí que la herramienta básica para el sueño sea la actitud, ya que permite evitar toda tendencia a buscar el significado del sueño. Asimismo Freud lo dice en términos de una tendenciosa labor por buscar el valor y un significado del sueño”. (Jung, 2004. Párr. 542).
Para Jung, la naturaleza de los sueños son expresiones creativas del inconsciente y no la reaparición parcial de contenidos reprimidos. Jung sugiere que los sueños frecuentemente reflejan el trabajo de una pulsión hacia la salud y la madurez psicológica; su función es la de restaurar el equilibrio psicológico del soñador con una finalidad. Es decir, los sueños tienen una función prospectiva hacia el futuro, como anticipación de acontecimientos futuros. Jung creó la expresión de que los sueños son un “ejercicio preliminar o esbozo”.(Jung, 1948/1974, p.41).
Para Joseph Campbell, los sueños están para que podamos llegar hacia un nivel de consciencia que es espiritual.
“Los mitos son los sueños del mundo. Son los sueños arquetípicos que tratan los grandes problemas humanos”. (Campbell, 1998, pág. 45).
Por lo tanto, lo importante es poder conectar lo que no conseguimos ver conscientemente, con frecuencia lo ve nuestro inconsciente que nos transmite la información por medio de los sueños. A partir de esta concepción sabemos que dentro de la historia existen varias perspectivas acerca de los sueños que han trascendido desde épocas antiguas.
El sueño también nos trae los misterios del alma humana y es un claro ejemplo de los límites del saber. Sin embargo, siempre hay un resto de actividad psíquica; mientras se duerme se procede al desarrollo de la imaginación onírica y a su fijación incierta a saber de dónde procede o qué pretende la imagen que se percibe.
Por eso, frente a los sueños, no hay ni estudios ni experiencias que resuelvan o nos lleven a la comprensión directa de los mismos y sobre todo si los vemos como algo lineal y reduccionista. Entonces, al ver que
“La naturaleza de los sueños tiene una amplitud inimaginable pero cuando hacemos el ejercicio de la contemplación de los mismos inmediatamente surgen ideas en relación al mismo, esto es, establecer vínculos con nuestro mundo del estado despierto, con otros sueños, con conflictos y sus emociones, con nuestras ansias y con nuestros deseos”. (Kast, 2010).
Por lo tanto, como decíamos, para Jung todo individuo es único, vivencial e histórico en su acontecer por la vida y que es por medio de los sueños que puede acceder a la información pertinente que necesita y que en la vida diurna no son contempladas por la conciencia. Por eso Campbell destaca esta visión del sueño:
“Los mitos son sueños magnificados, y los sueños son manifestaciones en forma de imagen de las energías en conflicto del cuerpo”... el sueño es una inagotable fuente de información sobre ti mismo.” (Campbell, 1998, pág. 73-74).
Esto nos invita a que podemos profundizar y empezar a elaborar ideas acerca de la importancia de las imágenes de la historia, las cuales están impregnadas simbólicamente como un mar de símbolos, donde los mitos pasan a ser parte de los sueños de las personas en función de sus propias condiciones existenciales que se expresan como imágenes.
Así pues, tanto los mitos como los sueños, comparten funciones como mostrarnos metafóricamente nuestro ser más íntimo, la potencia vital universal y son esenciales para nuestra individuación personal y colectiva, en el camino evolutivo que vamos desplegando, donde no es la meta lo que importa sino el camino. “De la mera vida no puede decirse que tenga una sola finalidad, sino que mira todas las diferentes finalidades”. (Campbell, 1998, pág. 311).
De modo, que la interpretación de una imagen onírica debía ser tan solo contemplada. Ya que al conferirle un significado, como hacía Freud, era también predisponer todos los contenidos, a una perpetua disociación entre consciente e inconsciente. Generando así, que el símbolo quedara reducido. De ahí, que Jung rescate la importancia de las imágenes en no reducirlas a un estado interpretativo sino que a un nivel de reflexión sobre ellas, puede ofrecer otra manera de cambiar la dirección de una actitud a otra con posibilidades de desarrollo psicológico y transformación. Porque, aquí es donde el sueño representa una manifestación individual (donde lo colectivo está también presente) pero son
“Los símbolos con los cuales nos encontramos en los sueños expresan la situación psíquica de la persona; se encuentran en ellos, también, entretanto, indicios de potenciales no vividos, aspectos de la personalidad que pueden ser vividos. Nuestro si mismo siempre tratará aspectos que aún precisan ser realizados”. (Kast, 2010).
Así el objetivo es poder conectarnos los símbolos, ya que estos son los puentes que nos reúnen con nuestro mundo interior y, poder fusionar trascendentemente lo consiente y lo inconsciente. Ante esta idea Murray Stein dice que “Para comprender como un símbolo desempeña la función de liberar y sustentar el significado dentro de la conciencia, es necesario ver cómo los símbolos crean vínculos mentales”. (Stein, 1996). Para Jung, el contenido simbólico es una propuesta para entrar en contacto con los sueños y podernos ayudar a contemplar las cosas desde otro punto de vista. Esto con el fin de que la persona reconecte cosas que al principio pueden parecer incoherentes pero que la impresión de la conexión de esto le de sentido, Jung lo expresa así:
“Los sueños son fundamentalmente claros. Cuando se consideran en una época más avanzada o al cabo de algunos años, produce sorpresa que se haya podido ser tan ciego en aquel momento”. (Jung, 2005)
Por eso, la importancia de conectar los sucesos históricos de la humanidad con los sueños. Porque, un símbolo surge como una expresión de la psique que puede abarcar más de un significado y de lo que está representando. Es decir, polivalente y poli semántico. De modo, que también es importante no confundir el empleo de símbolo con el de signo. Porque, al menos conocer esta diferenciación entre signos y símbolos puede permitir una mejor comprensión de la interpretación de los sueños.
Así la propuesta, de las dos formas del pensamiento, abarcaría una forma objetiva y otra subjetiva las cuales, tienen diferente forma de interactuar en la interpretación de los sueños. Ya que los signos son producto de percepciones objetivas y son semióticos, es decir, se refieren a conocimientos de cosas relativamente limitado.
En cambio, un símbolo se desarrolla a partir de la subjetividad y la dinámica propia de lo inconsciente. Es decir, no es un término libremente escogido porque no podemos inventar símbolos. Además, cada vez que se presentan, no han sido producidos por la intensión consciente y por una selección voluntaria; con ese procedimiento sólo se obtienen signos y abreviaturas de pensamientos conscientes. Los símbolos nos ocurren espontáneamente, como podemos ver en nuestros sueños, que no los inventamos, sino que nos suceden.
Por eso, el símbolo se mantiene vivo mientras esté cargado de significación. Así Jung, hace hincapié en que los símbolos son de carácter universal; sus estudios de la mitología, religiones y cuentos de hadas le hicieron pensar que existen tendencias universales las cuales permiten identificar imágenes primordiales. Y esta hipótesis revela que en cada individuo, se manifiesta una serie de imágenes de manera inconsciente que es común a toda la humanidad y que se experimentan de forma simbólica. Es decir, lo inconsciente colectivo:
“…La totalidad de esas imágenes constituye el inconsciente colectivo, una herencia potencialmente presente en todos los individuos…” (Jung, 1982 Pág. 24)
Por consiguiente, Jung plantea una ampliación más allá de la visión del inconsciente que había planteado Freud con el psicoanálisis. Así pues, se trascendería el inconsciente personal por el inconsciente colectivo. De modo, que el inconsciente colectivo se puede asimilar a partir de la relación de las vivencias del Hombre y su naturaleza a través de los tiempos. Por eso, el acceso directo del lenguaje de los sueños es el lenguaje simbólico pues es su medio de expresión para que los símbolos puedan acceder a la conciencia por eso es importante reconocer el papel creativo y activo de la comprensión.
Por eso, no hay que buscar solo su verificación objetivamente desde el punto de vista racional, sino tratar de valorar su naturaleza subjetiva y emotiva. Es decir, que los sueño no sólo deben ser interpretados sino también comprendidos. Sobre todo para entender el valor de los sueños, porque incluye la importante relación entre los factores intelectuales y los valores emocionales. Por consiguiente, cambios de actitud.
Incluso, no solamente se observa un fenómeno mental, sino también moral. En tal caso, esto explica por que a pesar de que los sueños sean símbolos y una manera universal de expresión, no podemos asignarles un mismo significado porque cada persona lo expresa y vive experiencias distintas y de manera diferente. Entonces, cuando el proceso de interpretación ofrece una apertura y una valiosa función para establecer contacto entre lo consciente e inconsciente por medio de la producción de símbolos. Es tener en cuenta que los sueños intentan restablecer el equilibrio restaurando las imágenes y emociones que expresan el estado de lo inconsciente con el fin de movilizar contenidos que permitan cambios de actitud.
El sueño se considera interpretado cuando determinados contenidos sugieren una posibilidad de significado al soñante, y este lo conecta con sus vivencias, ya sean interiores o exteriores a determinados motivos que poco a poco se esclarecen por medio de las actitudes. También, los sueños influyen sobre nuestros cambios de actitudes y transformaciones de manera exclusiva y directa sobre adquisición de consciencia.
Los sueños son la fuente más natural y universalmente accesible para acercarnos a nuestro mundo interno. Con el fin de poder percibir nuestros desequilibrios de los que no hemos podido tener consciencia o nos hace falta por resolver. Por eso, es importante, crear este puente de conexión con los sueños, es decir crear conexiones entre lo consciente y lo inconsciente, las percepciones y nuestros valores, porque al relacionarnos con ellos abrimos posibilidades hacia la totalidad y podremos entender un poco más acerca de nosotros mismos, no sólo en un plano terapéutico sino para la vida cotidiana.
Bibliografía para las personas que quieran profundizar:
Anwandter, R. (1998). Los sueños el espejo del alma. Santiago de Chile. Editorial Platero
Campbell, J. (1988) El poder del mito, Barcelona: Emecé.
C.G.Jung (1982) Símbolos de transformación, Barcelona: Paidós
Kast, V. (2010), Sonhos, a linguajem enigmática do inconciente, Río de Janeiro petropolis: Editora Vozes
Parker, Julia & Derek. (1995) The complete book of dreams London. Ed. Dorling Kindersley Limited.
Ruiz García, E. (1989). Artemidoro La interpretación de los sueños. Ed. Gredos, Madrid
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